jueves, 21 de julio de 2011

Como se gestó el facsímil del Codex Calixtinus




Kaydeda ediciones era una editorial muy pequeña, aunque contaba con un amplio catálogo editorial. Estaba compuesta por dos personas, José María Calzada Dalmases aunque su nombre artístico era José María Kaydeda y su inseparable secretaria Carmen.
Os dejamos este link para que profundicéis más en su vida y obra: http://ojo-critico.blogspot.com/2007/09/homenaje-jose-m-kaydeda.html
José María era catalán de nacimiento aunque se sentía completamente gallego. Este amor a esa tierra fue el que hizo que viviera muchos años en Galicia y se integrase completamente en la sociedad intelectual al más alto nivel. Sus contactos con las más insignes personalidades del mundo de las letras, la cultura, la política y la religión, hicieron posible esa fantástica alineación de factores que acabaría con la elaboración de una copia facsímil de la primera guía de viajes, que además y multiplicando su valor exponencialmente, era la guía del camino de Santiago.
Su relación con el Cabildo de la Catedral de Santiago y con el profesor Millán Bravo Lozano (http://es.wikipedia.org/wiki/Mill%C3%A1n_Bravo_Lozano) propició el acuerdo para la reproducción del valiosísimo IACOBUS CODEX CALIXTINUS.
José María llevaba años asentado en Madrid cuando se inició el proceso de elaboración del facsímil, y su base operativa la tenía en las oficinas de una de las mejores empresas de artes gráficas de la capital. Con FOTOJAE realizó la mayor parte de su catálogo editorial, y fue su confianza ciega en esta empresa y sobretodo en su "alma máter" técnico Ángel Luís González lo que facilitó que tal magno proyecto fuera ejecutado en su totalidad por esta empresa.
Se escogió a uno de los mejores fotógrafos, el papel pergamínico se trajo desde Italia, se eligieron las mejores pieles de Ubrique para encuadernar el ejemplar, se troqueló y cortó una a una cada hoja y se cosió a mano con la mejor de las artes para que el resultado estuviera a la altura del original.
José María ajustaba cada pieza, mientras que el profesor Millán mimaba los detalles científicos, Angel Luis dotaba de su grandísima experiencia a cada eslabón de la cadena técnica, fruto de su experiencia durante décadas en las artes gráficas.
Y como resultado de todo ello, en 1993 fue presentado al público, con El Cardenal Rouco-Varela como maestro de ceremonias y muy cerquita del sitio donde triste y desafortunadamente ha desaparecido el ejemplar original en la Catedral de Santiago de Compostela.

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