En casa se había oído siempre hablar de las artes gráficas, las linotipias, el cajista, la encuadernación, pero nunca me hubiera imaginado que seguiría de forma tan directa la concepción de un libro. Nos enseñaron a cuidar los libros, a mimarlos, lo que nunca habría pensado ni por lo más remoto es que participaría de la elaboración de un libro tan significativo como el Códice Calixtino. La historia comienza en el año 92 cuando en plena primavera nos contaban en casa acerca de un libro muy famoso en ámbitos intelectuales del que jamás había escuchado una palabra. Se trataba de un libro antiquísimo que databa del S. XII. Un día nos hablaban de lo laborioso de las fotografías, puesto que era una copia exacta y tenía que parecer viejo y antiguo, otro del papel pergamínico que habían tenido que ir a seleccionar a Italia. Este papel había sido elaborado con las mismas características del que utilizaban en aquella época.
La sorpresa fue cuando esos pliegos llegaron a casa y nos pidieron que recortáramos página a página cada una de las hojas para que simulara los daños sufridos a lo largo del tiempo. El trabajo era arduo y laborioso y toda la familia se afanaba en recortar con sumo cuidado. Mi madre que había dedicado toda su vida laboral a la encuadernación, se encargó de coser uno a uno los 995 ejemplares de los que disponía la edición. Fueron meses de dedicación exclusiva poniendo todo el cariño y toda la experiencia que durante los muchos años de profesionalidad la habían dotado de ese arte del que sólo los auténticos artesanos saben lucir en ocasiones tan especiales. El libro llegó a ser uno más de la familia. Vivimos el proceso como ese padre que ve crecer a su hijo, hasta que finalmente se cerró el proceso y nació el ejemplar del que no sólo estamos orgullosos si no del que además nos sentimos parte. Por eso, con la venta de cada ejemplar compartimos con cada dueño parte de nuestra vida y de nuestro pasado, cerrando así un círculo maravilloso que sólo el Codex Calixtinus es capaz de crear. Estos días con la desaparición del libro no sólo ha desaparecido una de las obras más importantes de nuestro patrimonio cultural, para nosotros también ha desaparecido una parte importante de nuestros recuerdos.